La dislexia en las familias
Las familias se encuentran inmersos en un momento de incertidumbre cuando llega el diagnóstico de la dislexia, más adelante esta incertidumbre se convierte en angustia al ver las dificultades escolares que atraviesa su hijo/a.
Como adultos debemos entender que ser disléxico es una dificultad para su proceso de enseñanza-aprendizaje pero eso no significa que no pueda alcanzar aquellas metas que su hijo/a se proponga, aunque siempre será con mayor esfuerzo que el resto de sus compañeros/as. Los padres deben de asumir una conducta positiva ante el esfuerzo y trabajo de sus hijos/as y acompañar a sus hijos en este proceso, dándoles la mano en ocasiones y enseñándoles a tener autonomía y confianza en otras.
Es muy importante para el desarrollo educativo del niño tener una completa
colaboración con el centro escolar, ya que esto permite mantener las mismas
estrategias tanto en casa como en el colegio. Esta colaboración entre los profesores
y la familia contribuyen a una mejora del proceso de aprendizaje de los contenidos
curriculares, conviene mantener reuniones periódicas con su tutor, así cómo con el resto de profesores que le imparten clase y la Orientadora. Es importante que la familia conozca las medidas metodológicas y de evaluación
que se aplican en el centro.
La agenda escolar es un instrumento fundamental para la organización y estructuración espacial del niño/a con dislexia, debemos enseñar a utilizar la agenda y ser constantes para ello; en ella se anotarán las tareas diarias que debe realizar el
niño/a, la fecha de los exámenes con sus contenidos y cualquier otro dato importante
tal como horario de clase, reuniones, tutorías, entrega de boletines, etc. Hay que
averiguar si el colegio dispone de una plataforma online donde se informe de todo
ello.
Debemos intentar facilitar al niño el proceso de aprendizaje llevando a cabo un
seguimiento diario de sus tareas escolares y colaborando en la planificación del
estudio, tanto en lo que se refiere a la organización de los tiempos de estudio
para cada asignatura como a sus períodos de descanso. Resulta fundamental enseñarles técnicas de estudio para la buena organización
y estructuración de la información que reciban en clase y en los libros, como la
elaboración de resúmenes y esquemas.
Otra manera de aprender es proporcionándole la información por vías alternativas
al libro de texto: documentales, películas, explicaciones orales, lectores de texto
informáticos, etc.
Se trata de darle autonomía para hacer las cosas por sí solo.
Sin embargo, deberá tenerse en cuenta que en las tareas de lectura y escritura
frecuentemente necesitará ayuda.
Hay que demostrar una confianza constante hacia sus posibilidades (siempre desde
una posición realista). Es importante ofrecerle ayuda en sus tareas escolares,
desde la familia o buscando ayuda externa, para aliviar las posibles tensiones que
esta situación puede ocasionar en casa.
Se debe evitar presionarle, realizar comentarios negativos y amenazantes o
comparaciones con los demás niños o hermanos. Hay que reforzar con comentarios
positivos sus esfuerzos y progresos, por pequeños que sean, valorando más el propio
esfuerzo que los resultados.
Si se puede, es mejor que el apoyo en las tareas escolares sea externo y ajeno a
los padres, pues si no terminamos por deteriorar las relaciones con los hijos, al
convertirnos en los “profes” de casa, perdiendo el papel de apoyo y de afecto por
habernos convertido en padres y profesores.
Ante cualquier dificultad no dudes en acudir a tu Departamento de Orientación y pedir asesoramiento y ayuda.
Os dejamos los enlaces que el Departamento de Orientación y la especialista en Pedagogía Terapéutica han publicado con estrategias y orientaciones para trabajar con los alumnos/as con dislexia.
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